Hay tres palabras que definen esta actuación a la perfección: desafinación, desafinación y más desafinación. ¡Y eso que habiamos ensayado "más" que otro años!. Pero no sabemos si fue el "exceso de la coñá", que hay cada uno iba por su cuenta o que los guitarras tocaban mirando para La Codosera, pero el caso es que no cogiamos el tono ni por una apuesta. Eso si, el cachondeo fue total, y por vez primera logramos levantar grandes carcajadas, sobre todo a mitad del popurrí, pues para nuestra sorpresa no se estaban riendo de nosotros sino con nosotros...y es que algo grande ya se iba cociendo. En el concurso quedamos los cuartos y...últimos.